Elecciones en México: el sexenio de López Obrador, en cinco años | Elecciones mexicanas 2024

Elecciones en México: el sexenio de López Obrador, en cinco años |  Elecciones mexicanas 2024

El sexo que terminó en México fue tan peculiar como Pocos. La omnipresencia del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha llenado su mandato de símbolos, de frases, de viajes, de discursos masculinos y de aleccionadores «para la juventud», de fobias y filias que, a un mes de incorporarse a la pandilla presidencial , siguen calentando el ambiente mientras la gente lo adora, Amlovers, y la gente lo odia. Luego de un intercambio de gobiernos del PRI y el PAN, los partidos históricos mexicanos otrora enemigos y sus alias por necesidad, el legado del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) fundó al presidente si vio como la gran noticia en el panorama político. Fue reconocido por un éxito innegable en términos de votos y su popularidad no decayó a lo largo del sexenio. López Obrador, que nunca ha abandonado el perfil del candidato, llena el espacio sin dejar una onda de indiferencia.

Las Mañaneras

Una cosa es indudable: el presidente mexicano goza de buena condición física. Pese a su delicada salud coronaria, López Obrador estuvo a plena luz del día en el Palacio Nacional apoyando más de dos horas a los periódicos (y nadie lo entrevistó), en una sala que obliga a dejar abrigo en invierno, si preguntó cuándo se enfrió. Las Mañaneras, como llamadas a estas comparecencias, han sido el mayor símbolo de esta obligación; No hace un día que tus palabras y fotografías no ocupen a partir de ahora los mejores espacios de tu enchufe. Lo anotó en el diario. Este espacio de propaganda e información se llenó en todos los hogares y dio en el blanco, muy repetido en algunas ocasiones. De todos se conocen los gustos del presidente, hasta en la música, con la deleitaba en ocasiones, en la literatura, sus personajes favoritos y sus «adversarios, que no son enemigos», a quienes ha machacado a placer.

Si uno tuviera memoria de las palabras, algunas de ellas habrían estado en primer lugar entre las pronunciadas: neoliberal, Calderón, Juárez, Madero, Cárdenas, corrupción o pueblo. Pero también se utilizan en boca de todos adjetivos como fifí, para insultar a los aburguesados, o promover expresiones como “me canso ganso”. Las Mañaneras tuvieron momentos amargos, trágicos, como cuando los periódicos difunden su trabajo para perder la vida y el deseo se cumple, y también tragicómicos. Y puramente cómico, de todos los géneros. El populismo regresa cada mañana. Y el fin de semana fue itinerante por todos los estados de la República, el presidente viajero no se quedó ahí.

los sermones

El presidente ha tratado de ser una figura moral. En un país eminentemente laico hacia la parte religiosa, López Obrador se ha saltado preceptos inviolables, como mostrar sus fugas y alabar a la virgen de Guadalupe. La figura de Jesús como líder de los pobres ha sido traicionada en innumerables ocasiones, incluso en los discursos navideños. Las palabras de los obradoristas algunos días parecen más sermones. Moral y valores. Envió la Carta Moral del escritor Alfonso Reyes, fechada en 1944, para convencer a los mexicanos, dijo, de que el país no adheriría a una conducta digna de catecismo. Esa fue la forma de derrotar la corrupción y la violencia. Amaos unos a otros, digo. El pueblo de México está abrumado por los valores, la familia, la gente de bien, heredada de un origen prehispánico, vino a decidir. La moral del presidente ha dado nombre a su propia ideología, el humanismo mexicano, en el que sigue a su hermana, Claudia Sheinbaum, por ejemplo. Humanismo: “por el bien de todos, primero los pobres”. Esta no fue sólo una frase pronunciada mil veces, sino que también acogió el gran eslogan de su campaña, el que precisamente hacía eco de su visión política y la del otro presidente.

Enemigos en abundancia

Pero el líder morenista no fue sólo un cordero en el rebaño de Jesús. Sus ataques a sus adversarios fueron buena parte de la discusión. En el Poder Judicial son “corruptos, delincuentes organizados por el hombre blanco”; los intelectuales, “alcahuetes”; los periodistas, “pagados con moches”; la clase media, “aburguesados ​​que se han olvidado del pueblo”; las feministas, el brazo “de la derecha”; ambientalistas, “falsos y chantajistas”. La Universidad Nacional Autónoma de México, en casa, “neoliberal”. Los estudiantes de Ayotzinapa, “manipulados”. Hay para todos. Son muchos los pontífices que han idolatrado al presidente en este sexenio, es una pena que su popularidad se haya resentido, pero no hay un cálculo exacto de cuánto le puede costar en votos esta actividad. El mundo científico, académico, las activistas, las madres buscadoras, que antes fueron los pilares de sus promesas, tienen heridas abiertas.

Política social y violencia

Los líderes de estas empresas sociales en este sexenio son la marquesina del presidente. Otros de sus símbolos: buenas escuelas, discapacitados, pensiones para adultos, alcaldes que reciben sentidas palabras en las esquinas de la mano por televisión. Salarios mínimos y eliminación de subcontratistas (el subcontratación), así como la reforma laboral, han estado marcados por la identidad del agente. Todo esto es parte de su estrategia resumida en una frase: no se puede tener un gobierno rico con un pueblo pobre. Las condiciones de pobreza se han moderado sin experimentar un cambio dramático, pero eso sí, ha habido bromas entre la población y el presidente que en algunas ocasiones les obligaba a beber coca cola para saludar a multitud de enfermos.

Otra frase ha resultado mucho más polémica y le ha causado más dolor: “Abrazos, no balazos”, que condensa su estrategia contra el crimen organizado, una estrategia fallida: la delincuencia ha desaparecido y deja un saldo de más de 30.000 muertos al año. El gran símbolo negativo de este sexo era la violencia. Y López Obrador acusó al anterior de esto, como de corrupción o de muchas otras cosas, en los periodos neoliberales anteriores. El gran mantra, el neoliberalismo.

Por favor perdóname en España.

Nada más iniciarse el sexenio, el presidente se fue con uno de sus grandes símbolos en la política exterior: España, la Monarquía, en resumen, arrepentida de los abusos y desmanes cometidos en la conquista de México y en la era Virreinal. Lo mismo hizo, en nombre de los gobiernos mexicanos, por las crueles compensaciones a quienes eran algunos de los pueblos originarios. La mano izquierda que López Obrador mantuvo con su gran socio comercial, Estados Unidos, mientras gobernaba Trump y su muro antimigrantes o Joe Biden, más comedido con México, no sostuvo una reflexión con España, “pueblos hermanos”. Aunque tuvo cuidado de distinguir entre los españoles y sus gobernantes con el Rey como jefe de Estado, la sede diplomática era amplia y las tensiones muchas, hasta el punto de «pausar» las relaciones.

El juego político, como toda empresa de Obrador, no es inocente: en las izquierdas hay muchas que se baten en duelo, desde el antiguo Yugo español, contra quien construye su propia identidad prehispánica, mientras las derechas también pugnan por ser catalogadas en España como la “madre patria”” ambage la vergüenza. Otras veces polarización. El presidente, que prácticamente no ha abordado el exterior más que en ocasiones nacionales (Estados Unidos, Cuba, Chile, Colombia y un feriado de Centroamérica) ha mantenido una agenda latinoamericana con un final abrupto, la pérdida de relaciones diplomáticas con Perú. de parte del asalto a la embajada de México en Lima. “El respeto al justo es la paz”, otro de los grandes adagios, este tomate de Benito Juárez, se basó en el principio político internacional del presidente, que no siempre ha respetado.

y una cola

La figura de López Obrador, según decía, no deja indiferente. Si bien el sexo le ha traído un odio incontenible entre sus adversarios naturales y aquellos que han aceptado esa animación, poco le ha aportado la presidencia a base de esfuerzo, trabajo y perseverancia. Tampoco está en medio de su personalidad política, una sutil estrategia que él mismo ha lanzado contra la oposición que ha recibido a su pueblo con mano firme. Sus palabras rara vez requieren una segunda interpretación que busque en qué espera más de lo que dice. No esperes ni un minuto, normalmente tú decides a la hora de expresar tus opiniones. Estas elecciones terminaron con su mandato, se concentraron como un plebiscito renegociado contra el gran líder popular, o populista, y esto puede salir caro. Algunos incluso sostienen que fue él quien abandonó la trayectoria de la actual candidata opositora, Xóchitl Gálvez, para presentarse a la presidencia, donde tenía menos posibilidades de triunfar, y abandonó sus aspiraciones por la Ciudad de México, más peligros para Morena. encabezaba. Seguramente o no, este presidente tendrá dos versiones, la real y la legal.

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